TRASTORNO BIPOLAR (TRASTORNO MANÍACO-DEPRESIVO)
Trastorno bipolar
(Trastorno maníaco-depresivo)
En
el trastorno bipolar (antiguamente
denominado enfermedad maníaco-depresiva),
los episodios de depresión alternan con episodios de manía o con una forma
menos grave de manía llamada hipomanía. La manía se caracteriza por una excesiva actividad física y
sentimientos de euforia muy desproporcionados en relación con la situación.
Los
trastornos bipolares se caracterizan por episodios de manía y depresión,
que pueden alternar aunque en muchos pacientes predomina uno sobre el otro. Se
desconoce la causa exacta, pero puede estar implicados la herencia, cambios en
las concentraciones de los neurotransmisores cerebrales y factores
psicológicos.
Los trastornos bipolares suelen comenzar en
la adolescencia, la tercera o la cuarta década de la vida. Su prevalencia a lo
largo de la vida es del 4%.
Casi todos tenemos altibajos en nuestro estado de ánimo. En la mayoría de los casos, un cambio en el estado de ánimo no significa que una persona tenga trastorno bipolar.
Pero si estos cambios tienen las siguientes características, podrían ser una señal de que se está ante un caso de bipolaridad:
ü Son
muy marcados;
ü Incluyen
estados de depresión y de manía;
ü Tienen
un gran efecto sobre la energía, los pensamientos y la conducta de la persona;
ü Causan grandes trastornos en la vida diaria de quien los padece.
Los trastornos bipolares
se clasifican en:
Trastorno bipolar I: definido por la presencia de por lo menos un episodio maníaco completo
(es decir, que interrumpe la función social y laboral normal) y habitualmente
episodios depresivos. La incidencia es casi igual en hombres y mujeres.
Trastorno bipolar II: definido por la presencia de episodios depresivos mayores al menos con
un episodio hipomaníaco pero sin episodios maníacos completos. La incidencia es
algo mayor en las mujeres.
Trastorno bipolar no especificado: trastornos con características bipolares claras que no cumplen
criterios específicos para otros trastornos bipolares
En el trastorno ciclotímico, los pacientes tienen períodos prolongados (> 2 años) que incluyen episodios tanto hipomaníacos como depresivos; sin embargo, estos episodios no cumplen con los criterios específicos para un trastorno bipolar o depresivo mayor.
ETIOLOGIA DE LOS TRASTORNOS BIPOLARES
Se desconoce la causa exacta del trastorno
bipolar. La herencia desempeña un papel importante. También hay evidencia de desregulación de los neurotransmisores serotonina, noradrenalina, y dopamina.
También puede haber implicados factores
psicosociales. Algunos eventos vitales estresantes se asocian con el desarrollo
inicial de síntomas y las exacerbaciones posteriores, aunque no se ha
establecido relaciones causa-efecto.
Ciertos fármacos pueden desencadenar
exacerbaciones en algunos pacientes con trastorno bipolar; estos fármacos
incluyen:
v Simpaticomiméticos (p. ej., cocaína,
anfetaminas)
v Alcohol
v Ciertos antidepresivos (p. ej., tricíclicos,
inhibidores de la recaptación de noradrenalina)
¿De qué manera afecta a las personas el trastorno bipolar?
SIGNOS Y SINTOMAS DE LOS TRASTORNOS BIPOLARES
El trastorno bipolar comienza con una fase aguda de síntomas que es seguida por un curso de recidivas y
remisiones. Las remisiones suelen ser completas, pero muchos pacientes tienen
síntomas residuales, y para algunos, su capacidad laboral queda gravemente
deteriorada. Las recidivas son episodios marcados por síntomas más
intensos que son maníacos, depresivos, hipomaníacos o una mezcla de
características depresivas y maníacas.
Los episodios duran desde algunas semanas hasta 3 a 6 meses: los episodios depresivos duran en forma típica más tiempo que los episodios maníaco o
hipomaníaco.
Los ciclos, es decir el tiempo que
transcurre desde el inicio de un episodio hasta el siguiente, tienen una
duración variable. Algunos pacientes tienen episodios esporádicos, tal vez sólo
algunos pocos durante toda la vida, mientras que otros tienen formas de ciclado
rápido (que habitualmente se definen como ≥ 4 episodios/año). Sólo una minoría
alterna entre la manía y la depresión con cada ciclo; en la mayoría predomina
una u otra.
Los pacientes pueden intentar o completar un
suicidio. La incidencia de por vida de suicidio en pacientes con trastorno
bipolar se estima al menos 15 veces mayor que en la población general.
Manía
El episodio
de manía se define como ≥ 1 semana de un estado de ánimo persistentemente
elevado, expansivo o irritable, y el aumento sostenido de la actividad con
propósito o un incremento evidente de la energía sumado a ≥ 3 síntomas
adicionales:
·
Autoestima inflada o megalomanía
·
Disminución de la necesidad de sueño
·
Mayor locuacidad de lo habitual
·
Fuga de ideas o pensamientos acelerados
·
Distractibilidad
·
Aumento de la actividad dirigida por objetivos
·
Excesiva participación en actividades con alto
riesgo de consecuencias graves (p. ej., compras compulsivas, inversiones
financieras insensatas).
Los pacientes maníacos pueden participar de
forma inagotable, excesiva e impulsiva en distintas actividades placenteras de
alto riesgo (p. ej., juego, deportes peligrosos, actividad sexual promiscua)
sin tener perspectiva del posible daño. Los síntomas son tan graves que no pueden
desempeñar sus roles primarios (empleo, educación, mantenimiento del hogar).
Las inversiones imprudentes, las compras compulsivas y otras elecciones
personales pueden tener consecuencias irreparables.
Los
pacientes que se encuentran en un episodio de manía pueden presentarse
exuberantes y se visten de una manera extravagante o colorida; a menudo tienen
maneras autoritarias con una verborrea imparable. Pueden establecer
asociaciones por sonidos (el sonido de las palabras y no su significado provoca
nuevos pensamientos). Se distraen fácilmente, cambian constantemente de tema o
se empeñan en otra cosa. Sin embargo, tienden a creer que se encuentran en su
mejor estado mental.
La falta de
perspectiva y el aumento de la actividad provocan una conducta impertinente
y puede ser una combinación peligrosa. Se producen roces interpersonales que
pueden hacer que los pacientes se sientan maltratados o perseguidos
injustamente. En consecuencia, pueden volverse peligrosos para sí mismos o las
otras personas. El paciente percibe su actividad mental acelerada como
pensamientos apresurados y el médico lo observa como fuga de ideas.
La psicosis maníaca es una
manifestación más extrema, y los síntomas psicóticos pueden ser difíciles de
distinguir de la esquizofrenia. Los pacientes pueden tener ideas delirantes
megalómanas o persecutorias (p. ej., de ser Jesús o ser perseguidos por el
FBI), algunas veces con alucinaciones. El nivel de actividad aumenta mucho; los
pacientes pueden correr de aquí para allá y gritar, insultar o cantar. Aumenta
la labilidad del estado de ánimo, a menudo con irritabilidad creciente. Puede
aparecer un delirio completo (manía
delirante), con pérdida total del pensamiento y la conducta coherentes.
Manía |
Hipomanía
Un episodio
hipomaníaco es una variante menos extrema de la manía que involucra un
episodio distintivo que dura ≥ 4 días con conducta que puede distinguirse del
estado de ánimo no deprimido habitual del paciente, y que incluye ≥ 3 de los
síntomas adicionales mencionados anteriormente en la manía.
Durante
el período hipomaníaco, el estado de
ánimo mejora, la necesidad de dormir disminuye a medida que la energía aumenta
notablemente y la actividad psicomotora se acelera. Para algunos pacientes, los
períodos hipomaníacos son adaptativos porque producen un aumento de la energía,
la creatividad, la confianza y un funcionamiento social supernormal. Muchos no
desean abandonar este estado eufórico placentero. Algunos funcionan muy bien, y
el funcionamiento no está muy alterado. Sin embargo, en algunos pacientes, la
hipomanía se manifiesta como distracción fácil, irritabilidad y estado de ánimo
lábil, lo que el paciente y los demás encuentran menos atractivo.
Depresión
Un episodio
depresivo tiene características típicas de depresión mayor; el episodio
debe incluir ≥ 5 de los siguientes síntomas durante el mismo período de 2
semanas, y uno de ellos debe ser el estado de ánimo depresivo o la pérdida de
interés o placer y, salvo los pensamientos o los intentos de suicidio, todos
los síntomas deben estar presentes durante casi todo el día:
o
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día
o
Marcada disminución del interés o placer en
todas o casi todas las actividades la mayor parte del día
o
Aumento o pérdida significativa (> 5%) de
peso, o disminución o aumento del apetito
o
Insomnio (a menudo insomnio de mantenimiento del
sueño) o hipersomnia
o
Agitación o retardo psicomotor observado por
otros (no informado por el mismo paciente)
o
Fatiga o pérdida de energía
o
Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o
inapropiada
o
Capacidad disminuida para pensar o concentrarse,
o indecisión
o
Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio,
intento de suicidio o un plan específico para suicidarse
Los
rasgos psicóticos son más frecuentes en la depresión bipolar que en la
depresión unipolar.
Depresión |
Características mixtas
Se considera que un episodio de manía o hipomanía tiene características mixtas cuando ≥
3 síntomas depresivos están presentes en la mayoría de los días del episodio.
Esta condición a menudo es difícil de diagnosticar y puede pasar a un estado de
ciclo continuo; en consecuencia, el pronóstico es peor que en un estado maníaco
o hipomaníaco puro.
El
riesgo de suicidio durante los episodios mixtos es muy elevado.
Trastorno Bipolar |
Diagnóstico de los trastornos bipolares
Criterios clínicos (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta
edición)
Concentraciones de tiroxina (T4) y hormona
tiroideoestimulante (TSH) para descartar hipertiroidismo
Exclusión de abuso de sustancias estimulantes
mediante la clínica o con pruebas en sangre u orina.
El
diagnóstico del trastorno bipolar se
basa en la identificación de los síntomas de manía o de hipomanía descritos
antes, más los antecedentes de remisiones y recaídas.
Un
diagnóstico de trastorno bipolar de tipo
I requiere síntomas maníacos bastante graves para deteriorar de manera
significativa el funcionamiento social u ocupacional o requerir una
hospitalización a fin de evitar daños a sí mismo o a otros.
Algunos
pacientes que se presentan con síntomas depresivos pueden haber
experimentado previamente hipomanía o
manía, pero no la comunican a menos que se los interrogue específicamente.
Un interrogatorio hábil puede poner de manifiesto signos mórbidos (p. ej., gastos excesivos, escapadas sexuales
impulsivas, abuso de sustancias estimulantes), aunque es más probable que esta
información la aporten los familiares. Un inventario estructurado como el Mood Disorder Questionnaire puede ser
útil. Debe preguntarse a todos los pacientes, con tacto pero directamente,
sobre la ideación, los planes o la actividad relacionados con el suicidio.
Síntomas maníacos o hipomaníacos
similares pueden ser el resultado del abuso de estimulantes o trastornos
físicos como hipertiroidismo o feocromocitoma. Los pacientes con
hipertiroidismo normalmente tienen otros signos y síntomas físicos, pero las
pruebas de la función tiroidea (concentraciones de T4 y TSH) son un estudio de
cribado razonable en los pacientes nuevos. Los pacientes con feocromocitoma
tienen hipertensión marcada intermitente o sostenida; si no hay hipertensión,
no está indicada la prueba para detectar el feocromocitoma.
Otros
trastornos causan síntomas de manía con menor frecuencia, pero los síntomas
depresivos se pueden presentar en un número de trastornos.
Una
revisión del consumo de sustancias (especialmente de anfetaminas y cocaína) y
el examen de detección de sustancias en sangre u orina pueden ayudar a
identificar los fármacos causales.
Sin embargo, como el consumo de drogas puede haber desencadenado simplemente un
episodio en un paciente con trastorno bipolar, es importante investigar la
presencia de síntomas (maníacos o depresivos) no relacionados con el consumo de
sustancias.
Algunos
pacientes con trastorno esquizoafectivo tienen síntomas
maníacos, pero estos pacientes tienen características psicóticas que pueden
persistir más allá de los episodios anímicos anormales.
Los
pacientes con trastorno bipolar también pueden tener trastornos de ansiedad
(p. ej., fobia social, ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos), lo
que posiblemente confunde el diagnóstico.
Tratamiento de los trastornos bipolares
v
Estabilizadores del estado de ánimo (p. ej.,
litio, algunos anticonvulsivos) o un antipsicótico de segunda generación.
v
Apoyo y psicoterapia.
El tratamiento del trastorno
bipolar habitualmente tiene 3 fases:
ü
Aguda: para estabilizar y controlar las
manifestaciones iniciales, a veces graves;
ü
Continuada: para alcanzar una remisión
completa;
ü
De mantenimiento o de prevención: para
mantener a los pacientes en remisión.
La mayoría de los pacientes con hipomanía pueden recibir tratamiento ambulatorio, si bien la manía
o la depresión grave a menudo requieren tratamiento en internación.
Terapia farmacológica del trastorno bipolar
Los fármacos para el trastorno bipolar incluyen:
Ø
Estabilizadores del estado de ánimo:
litio y algunos anticonvulsivos, especialmente el valproato, la carbamazepina y
la lamotrigina
Ø
Antipsicóticos de segunda generación:
aripiprazol, lurasidona, olanzapina, quetiapina, risperidona, ziprasidona y
cariprazina.
Estos
fármacos se utilizan solos o combinados
en todas las fases del tratamiento, aunque en diferentes dosificaciones.
La elección
del fármaco para el tratamiento del trastorno bipolar puede ser difícil porque todos los
agentes tienen efectos adversos importantes, las interacciones farmacológicas
son frecuentes y ninguno es universalmente eficaz.
La
selección debe basarse en el que previamente ha sido eficaz y bien tolerado en
un paciente dado. Si el paciente no recibió en forma previa medicamentos para
tratar el trastorno bipolar (o cuando se desconoce el antecedente
farmacológico), la elección se basa en los antecedentes clínicos del paciente
(efectos adversos del estabilizador del estado de ánimo específico) y en la
gravedad de los síntomas.
A
veces se agregan antidepresivos específicos (p. ej., inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina [ISRS]) para la depresión grave,
pero su eficacia es controversial; no se
recomiendan como única terapia
para episodios depresivos.
La
infusión de ketamina también ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la
depresión bipolar grave.
Otros tratamientos
La terapia
electroconvulsiva se utiliza a veces para la depresión refractaria al
tratamiento y también es eficaz para la manía.
Terapia Electroconvulsiva (TEC) |
La fototerapia puede
ser útil en el tratamiento de los síntomas depresivos del trastorno bipolar de
tipo I estacional (con depresión en otoño-invierno e hipomanía en
primavera-verano) o no estacional. Probablemente, sea más útil como terapia
potenciadora.
Fototerapia como opción de tratamiento |
La estimulación
magnética transcraneal, que a veces se utiliza para tratar la depresión
grave y resistente, también ha demostrado ser eficaz en la depresión bipolar.
Estimulación Magnética Transcraneal |
Educación y psicoterapia
Es fundamental conseguir el apoyo de los seres queridos para prevenir los episodios mayores.
A
menudo se recomienda seguir una terapia
de grupo a los pacientes y su pareja, ya que allí aprenden cosas sobre el
trastorno bipolar, sus secuelas sociales y el papel central de los
estabilizadores del estado de ánimo en el tratamiento.
La psicoterapia individual puede ayudar a los
pacientes a enfrentarse mejor a los problemas de la vida cotidiana y a
ajustarse a una nueva forma de identicarse a sí mismos.
Los
pacientes, en particular los que tienen un trastorno bipolar II, pueden
no cumplir con los regímenes de los estabilizadores del estado de ánimo porque
creen que estos fármacos los hacen estar menos alerta y disminuyen su
creatividad. El médico puede explicarles que el descenso de su creatividad es
relativamente infrecuente, porque los estabilizadores del estado de ánimo en
general dan la oportunidad de conseguir un rendimiento aún mayor en las
actividades interpersonales, escolásticas, profesionales y artísticas.
Debe
aconsejarse a los pacientes que eviten
consumir sustancias estimulantes y alcohol para reducir la privación de
sueño y reconocer los signos precoces de una recidiva.
Si
los pacientes tienden a ser financieramente
despilfarradores, es necesario retirarles el control de las finanzas, que
pasarán a otro miembro de confianza de la familia. Los pacientes que tengan
tendencia a los excesos sexuales deben recibir información sobre las
consecuencias conyugales (p. ej., divorcio) y los riesgos de infección que
conlleva la promiscuidad, en particular el Sida.
Los grupos de apoyo (p. ej., Depression and Bipolar Support Alliance
[Alianza de Apoyo Bipolar y Depresión, [DBSA]) pueden ayudar a los
pacientes al proporcionar un foro para compartir sus experiencias y
sentimientos.
(244) RESUMEN TRASTORNO BIPOLAR Y RELACIONADOS SEGÚN DSM 5 | CRITERIOS DIAGNÓSTICOS SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO -https://www.youtube.com/watch?v=KC2anQ2Gq5Q
CONCLUSIONES
El trastorno bipolar es una enfermedad
cíclica que implica episodios de manía con depresión o sin ella (bipolar 1) o hipomanía más depresión (bipolar 2).
El
trastorno bipolar afecta notablemente la capacidad de desempeño laboral
y de interacción social, y el riesgo de suicidio es alto; sin embargo, los
estados maníacos leves (hipomanía) pueden ser adaptativos, ya que pueden
generar mucha energía, creatividad, confianza y un desempeño social por encima
de lo normal.
La duración
y la frecuencia de los ciclos varían entre los pacientes; algunos pacientes
tienen sólo unos pocos episodios durante toda la vida, mientras que otros
tienen ≥ 4 episodios/año (formas cíclicas rápidas).
Sólo
unos pocos pacientes alternan entre
la manía y la depresión durante cada ciclo; en la mayoría de los ciclos
predomina una u otra.
El diagnóstico
se basa en criterios clínicos, pero trastorno por uso de estimulantes y
trastornos físicos como el hipertiroidismo o el feocromocitoma deben
descartarse mediante examen y pruebas.
El tratamiento
depende de las manifestaciones y su gravedad, pero normalmente implica
estabilizadores del estado de ánimo (p. ej., litio, valproato, carbamazepina,
lamotrigina) y/o antipsicóticos de segunda generación (p. ej., aripiprazol,
lurasidona, olanzapina, quetiapina, risperidona, ziprasidona, cariprazina).
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